Primera impresión: Kono Naka ni Hitouri, Imouto ga Iru

Kono Naka ni Hitori, Imouto ga Iru

       Lo primero que pensé al ver Kono Naka ni Hitori, Imouto ga Iru fue: «¿Este animé es para niñas?». Con el estilo de animación teñido de tonos pasteles y porque los personajes tienen una apariencia linda, no podía pensar en otra cosa en los primeros minutos del capítulo. Luego mi pregunta cesó de existir al progresar el argumento. Nakaimo (el nombre corto del animé) tiene muchos aspectos agradables, prometiendo ser una serie para disfrutar.

       La historia de Nakaimo sigue la vida de Shougo Mikadono [shógo míkadono], el hijo de un magnate empresarial. Después de la muerte de su padre, la madre de Shougo le habla del testamento y lo que dice de él: para heredar la empresa (el Grupo Mikadono), Shougo debe graduarse de la escuela y encontrar una muchacha para ser su esposa. Este deseo comienza la trama de Nakaimo. Shougo es transferido a un academia donde la mayoría de los estudiantes son mujeres. A través del capítulo conoce a un cierto número de personas importantes para la serie, aunque no a todas (esto último es obvio por la apertura), terminando en un enfrentamiento misterioso y algunas preguntas.

       Lo primero que noto de este animé es que tiene una excusa muy buena para crear la trama. A veces los harems nomás sueltan al protagonista en una «selva» donde habitan mujeres buscando un romance—que, por coincidencia (!), todas terminan enamorándose de él—y él, a su vez, explora las posibilidades. Nakaimo al menos logra poner una intención en la mente del protagonista. Aunque quizá sea pura conveniencia al principio (Shougo quiere casarse solamente para heredar la compañía de su padre), de seguro caerá en las manos del amor.

       No creo que la intención máxima del animé es la comedia, pero de vez en cuando tiene sus momentos graciosos, mínimo para sonreír. Y así terminé el capítulo: con una suave sonrisa. Para el futuro de la serie, sólo espero que Shougo no sea un completo indeciso.